Karina, Platón y el Bien: una reflexión
Hace poco descubrí un delicioso
reportaje radiofónico realizado por El País Semanal en donde se profundizaba en
la figura de Waldo de los Ríos a propósito de un libro que sobre el genial
músico, director y arreglista se ha escrito. Gracias a este podcast pude
comprender mejor el único trabajo de campo que, hasta entonces, conocía del
compositor: la dirección de la orquesta de la canción de Karina en Eurovisión, “En
un mundo nuevo” (1971). Para mí, el inicio de la canción tiene algo de mágico,
de fantástico, me quería recordar un bosque de fábula envuelto en sonidos
emitidos por el agua, los reflejos y las hojas. Un bosque que contesta a la
cantante a través de ecos cuando nos habla del camino. Lo que ya intuía desde
el desconocimiento siempre que he escuchado esta preciosa canción se materializó
tras conocer más a su arreglista: no escatimaba en florituras musicales a la hora de adornar
sus creaciones y era profundamente detallista. No en vano, quedamos en segunda
posición con 116 puntos. Sin embargo, esta reflexión no versa sobre el director
sino sobre la canción.
La canción interpretada
por Karina está impregnada de inocencia, bondad y, sobre todo, utopía. Hay que
entender el contexto en el que se inserta para comprender el mensaje que se
transmite con la canción; hoy día sería impensable que una canción así triunfara
porque lo que demanda, consume y cree la sociedad no tiene nada que ver con esa
idea romántica que reflejan Karina y su canción de 1971. El propio título nos
desvela la utopía, “En un mundo nuevo”. En la canción se reflejan palabras tales
como “verdad”, “amor”, “sueños”, “bien”. Son palabras con connotaciones fantásticas,
abstractas, que escapan a la percepción sensible. Así, es una canción a la que
se podría calificar de “ñoña”, romanticona, vacía o sin ningún tipo de valor
artístico. Ni que decir tiene lo que pensarán los jóvenes de mi edad o
inferiores (no creo que pasaran del primer minuto de canción). Sin embargo,
creo que los críticos se equivocan pues pienso que la canción de Karina es de
una gran profundidad, propongo que se la vea como la banda sonora de Platón.
La realidad platónica
dual nos lleva a un esquema según el cual distinguimos el mundo sensible y el
mundo inteligible. Conocimiento frente a ignorancia, verdad frente a
apariencia. Esta tesis platónica encuentra su reflejo en el Libro VII de su "República", en donde expone su alegoría de la caverna. El mundo sensible, el de
las apariencias, es en el que viven los prisioneros platónicos. Uno de ellos
consigue escaparse, y es aquí donde aparece Karina. Karina le canta a este
valiente libre en su caminar. Imagino que el fugado estará nervioso,
desorientado, sólo ve una luz al final del túnel de la caverna y está asustado
ya que no conoce nada más que aquellas sombras proyectadas frente a él (“Entonces
no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa
más que las sombras de los objetos fabricados”. Platón, República).
Va siguiendo la luz, y Karina lo refleja en los primeros versos de su canción:
“Sólo
al final del camino,las cosas claras verás/ la razón de vivir y el por qué de mil cosas más./ Al mirar hacia atrás, cuando llegues comprenderás”
Está adelantando el final
de su caminar y la impresión que este descubrimiento hará en la vida del prisionero: cuando llegue, comprenderá todo. Como nos advierte Platón, los ojos del prisionero están
acostumbrados a las tinieblas, así que tendrá que irse acostumbrando poco a
poco a la claridad de la superficie: “-Necesitaría acostumbrarse, creo yo,
para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente
serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros
objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de
esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo
mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día
el sol y lo que le es propio”. Platón, República. La letra que le pone Karina es ésta:
“Busca
en las cosas sencillas y encontrarás la verdad/ La verdad es amor, lo demás déjalo
pasar./ Solamente el amor con el tiempo no morirá”
Empezará por los más
pequeños objetos, "las cosas sencillas", hasta que se acostumbre y pueda alzar la mirada para ver el
Bien, el Bien como causa y origen de todas las formas ("el por qué de mil cosas más" que canta la artista al principio de la canción), la Verdad inmutable. Karina
nos lo canta:
“Al
fin del camino podrás encontrar el bien que esperaste sentir./ Olvida el
pasado, pues no volverá/ Conserva el amor que hay en ti”
Y es que el prisionero se
ha enamorado de la idea de Bien, de la Verdad, está tan embelesado que ya no
podrá actuar de otra manera que guiado por él, ya no volverá a su vida pasada. Ya no vivirá más en el engaño,
vivirá guiado por la Verdad (“- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior
habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no
crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a
ellos?”. Platón, República).
“Al
fin del camino en ti llevarás la fe y la ilusión de vivir/ Tus sueños de
siempre se harán realidad/ en un mundo nuevo y feliz”
Aquí no termina el
caminar del prisionero, no se queda en ese mundo nuevo y feliz. Se compadece de sus compañeros, pues ahora es
consciente de que vivieron en el engaño y no quiere que continúe así, por lo que baja
para hacerles saber el engaño en el que viven. Su caminar todavía no ha
concluido, tampoco lo hace la canción de Karina cuando parece.
A.P.M
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